sábado, 13 de abril de 2013

Parashat Miketz: Por El Shadai Israel todavía Vive

Por: Avdiel Ben Oved



Introducción:

La Torá narra en la sección correspondiente para esta semana que finalmente Iaaqov envía a Binyamin con el resto sus hijos para que bajasen a Mitzraim en donde solo podían comprar alimentos y en donde se encontraba aún Shimon; esto fue para Iaaqov una decisión muy difícil de tomar ya que Binyamin hijo de Rajel era quizás su nueva esperanza después de saber que Iosef estaba ‘muerto’ pues Iaaqov percibía la falta de credibilidad que el resto de sus hijos tenían en relación a la promesa transmitida desde Avraham, que Israel serían una gran nación e iluminaría al resto de las naciones.

Al llegar los hijos de Iaaqov a Mitzraim Iosef les preguntó por su salud de Iaaqov diciendo:


B'reshit 43.27,28.


השלום אביכם הזקן אשר אמרתם העודנו חי׃ 
ha-shalom avijem ha-zaqen asher amartem ha-odenu jai
¿Cómo está vuestro padre, el anciano de quien me hablaron? ¿Vive todavía?


Y ellos le respondieron:

 שלום לעבדך לאבינו עודנו חי 
shalom leavdeja leavinu odenu jai
Está bien, tu siervo nuestro padre todavía vive


Ahora, es interesante hacer notar que seguido a estas ultimas líneas del texto Masorético, en el texto Samaritano y en el texto de la Septuaginta aparece la frase:


ויאמר ברוך האיש ההוא לאלהים
vaiomer baruj ha-ish ha-hu lelohim
y dijo: Bendito es ese hombre de Elohim


El hecho de que tanto el texto Samaritano como el texto de la Septuaginta preserven esta frase nos indica la autenticidad de la misma y la probabilidad de que haya sido pasada por alto por los escribas que anteceden el texto Masorético.


Por El Shadai Israel todavía Vive

El valor numérico de la frase ברוך האיש ההוא לאלהים (baruj ha-ish ha-hu lelohim - Bendito es ese hombre de Elohim) es de 677 y es el mismo valor numérico de la frase עודנו ישראל (odenu Israeltodavía es Israel), con lo cual la Torá nos muestra el verdadero interés detrás de la pregunta de Iosef odenu jai?¿aún vive? ”. En otras palabras, Iaaqov siempre vivió para ser Israel, o sea tan solo para cumplir con su misión de delegar y ver la continuidad de la promesa que recibió de antaño desde su abuelo Avraham. No olvidemos que Iaaqov percibió la promesa de Elohim y el gran potencial de la misma desde muy joven edad a tal punto que arriesgó su vida ante su hermano Esav cuando este menospreció la primogenitura y se la dio a Iaaqov. Iaaqov vivió solo por esa promesa, recordemos también que al enterarse de la ‘muerte’ de Iosef expresó: “Entonces descenderé con mi hijo enlutado hasta la sepultura” (B’reshit 37.35), es decir a Iaaqov sin Iosef se le desvaneció su mundo, la continuidad de esa tradición que había recibido de sus padres y debía asegurarse de transmitir; ahora sin un hijo como Iosef era imposible que siguiera la cadena transmisora, y sin duda en lo correcto estaba Iaaqov, Iosef era el eslabón que no podía romperse.

Es en la sección correspondiente para esta semana que la Torá nos dice que Iaaqov no había perdido las esperanzas y envía a sus hijos a Mitzraim en el Nombre de El Shadai. ¿Por qué El Shadai? Recordemos que fue con el Nombre de “El Shadai” que el Eterno establece Su pacto con Avraham y comienza así promesa de Israel, en otras palabras Iaaqov dice: ‘El mismo que nos hizo la promesa a mi abuelo, a mi padre y a mi, cumplirá Su promesa pese a cualquier circunstancia’. Tal como dice la canción “Od avinu jai am Israel jai” (Nuestro padre vive, la nación de Israel vive).

Note las siguientes lecturas:

“Cuando Avram tenía noventa y nueve años, el Eterno se le apareció, y le dijo: Yo soy El Shadai; anda delante de mí, y sé perfecto. Y yo estableceré mi pacto contigo, y te multiplicaré en gran manera… Te haré fecundo en gran manera, y de ti haré naciones, y de ti saldrán reyes. Y estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti… Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Kenaan como posesión perpetua; y yo seré su Elohim”. (B’reshit 17.1-8)

“Y llamó Itzjaq a Iaaqov, lo bendijo y le ordenó, diciendo... El Shadai te bendiga, te haga fecundo y te multiplique, para que llegues a ser multitud de pueblos. Y te dé también la bendición de Avraham, a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tus peregrinaciones, la que Elohim dio a Avraham” (B’reshit 28.1-4).

Y también: “no te llamarás más Iaaqov, sino que tu nombre será Israel… Yo soy El Shadai. Sé fecundo y multiplícate; una nación y multitud de naciones vendrán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. Y la tierra que di a Abraham y a Isaac, a ti te la daré; y daré la tierra a tu descendencia después de ti” (35.10-12).

“Entonces Iaaqov dijo a Iosef: El Shadai se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán; me bendijo…” (48.3).

“hablando Elohim a Moshe, y le dijo: Yo soy el Eterno; y me aparecí a Avraham, a Izjaq y a Iaaqov como El Shadai (Sh’mot 6.2)



¡Shabat Shalom!



FUENTE: www.natzratim.com

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